martes, 4 de marzo de 2014

Alvaro Siza: arquitectura y poesía (3)

Nota: con esta entrada  cierro una serie de escritos alrededor de la arquitectura de Alvaro Siza.  A veces un autor o una determinada obra, parece que quieren llevarme a explorar más,  a salirse de este blog y tomar un camino más de ensayo o de apuntes para una análisis más detenido. Me ocurrió también hace unos meses con la obra de la escultora Cristina Iglesias. De estos pequeños estudios que voy realizando solo publico una parte por no hacerlo más extenso, pero creo que es suficiente para mostrar una parte mía muy dada a detenerme y a indagar en determinados autores o obras que me han llamado la atención. No obstante procuro no utilizar por aquí un lenguaje demasiado sofisticado o especializado, y solo procuro  transmitir algo de mis percepciones alrededor del arte o de la arquitectura, como quien hace un inciso, se detiene unos días,  y luego habiendo comprendido mejor aquello que le llamó la atención, continuar con menos ignorancia  su  propio camino personal.  

La arquitectura culta y la poesía, guardan relaciones poco exploradas del mismo modo que la propia poesía y otra disciplina que es la filosofía, guardan a su vez su campo de relación.  Hay poetas muy cercanos al campo propio de la filosofía, como el caso de Antonio Machado, y hay filósofos y ensayistas muy familiarizados con la poesía, como el caso de Goethe o de María Zambrano. Este campo de interrelación, entre el pensamiento y lo poético está quizá más estudiado y tratado en diferentes ensayos; Machado definió a los filósofos como poetas del pensamiento, y aunque en su propia poesía procura huir de la idea y del concepto como materia prima de la concepción estética de su oficio, sin embargo hay un profundo pensador oculto en sus poemas. Por su parte, por toda la obra ensayística de María Zambrano aparece la idea de razón poética, en la que desvela cierta insuficiencia del racionalismo como método, dejando entreverse la sensibilidad poética que subyace en su obra filosófica.  

Del mismo modo que estos dos campos a veces se solapan, hay otros dos campos creativos muy interrelacionados que son la escritura y la pintura: hay escritores que han practicado el ejercicio del dibujo o la pintura con solvencia, como el caso de  Hermann Hesse autor de excelentes acuarelas, o el de Victor Hugo que además de escritor fue también excelente artista en composiciones realizadas con acuarelas o tintas , o bien los casos de poetas como Lorca, o Rafael Alberti que cultivaron ambos una original obra plasmada en numerosos dibujos de indudable interés. También en el otro sentido, existen no pocos casos de  pintores cuyos escritos tienen un interés y un oficio evidentes como es el caso de Vang Gogh, de  Tapies o Kandisky, si bien con una intencionalidad muy propia del artista moderno que es la elaboración de un campo teórico donde inscribir la fundamentación de su obra. A medida que voy conociendo por mí mismo, -olvidándome de lo sabido- tanto unas cosas como otras, voy descubriendo que siempre se producen caminos  paralelos, dentro de una corriente cultural más amplia que puede englobar una época o una determinada mentalidad común a diversas manifestaciones creativas, buscándose a veces intencionadamente por los creadores un límite fértil entre las diversas disciplinas.  

Esta apreciación no es nueva, la propia escultura y la llamada arquitectura moderna están habitadas sin que seamos muy conscientes de ello por la propia poesía; Chillida hablaba de que para hacer una obra escultórica se necesitaba poesía+construcción, y el mismo se quedó admirado con el  paralelismo del camino recorrido en su propia obra con  piezas de hierro o piedra, y el del  camino recorrido con el lenguaje y la poesía realizado por del poeta de la generación del 27 , Jorge Guillen, realizado en vez de con formas espaciales con palabras, en una búsqueda de los elementos más esenciales de la propia poesía.  
Para tratar  estos  caminos paralelos, búsquedas comunes en campos diferentes, me fijaré de un modo muy general, -el espacio de este blog no me aconseja otra cosa-, en tres referentes comunes al ámbito propio de la poesía y del pensamiento que veo tratados con parecida sensibilidad en la arquitectura de Siza. Estos elementos inspiradores y que pueden actuar en ambos casos como referentes físicos o bien simbólicos, son la luz, el río, y el paisaje.  

La luz

Desde el Oporto natal de Siza, donde termina el Duero, me he remontado imaginariamente unos kilómetros atrás en el río, hasta otra ciudad por donde también pasan esas aguas, la ciudad de  Zamora, lugar donde nació y vivió su juventud el poeta, no sé si lo suficientemente conocido como se merece, Claudio Rodríguez. Tomaré varios versos suyos para poner de manifiesto algunas sutiles apreciaciones, acerca de la luz y la materia.   

“Siempre la claridad viene del cielo;
Es un don: no se halla entre las cosas
Sino muy por encima, y las ocupa
Haciendo de ello vida y labor propias.”  (1)

Este “sentimiento poético” de la luz y la claridad está presente en toda la obra de Siza. La luz que se reparte desde la parte alta de los techos, la luz, que va recorriendo los espacios, y las singulares formas que va creando.  Se podría decir, que en la edificación, hay dos “recorredores” o visitantes del edificio. Uno es el sujeto que lo hace, y el otro la luz, que va viajando por cada plano, por cada rincón, revelando las formas. Ese diálogo intimo entre la luz y la materia, es clave en toda la obra arquitectónica de Siza, muy por encima de la idea de forma, o de una determinada imagen formal. 

Siza experimenta con sus espacios, teniendo en cuenta que serán recorridos de alguna manera por la luz. En su caso,  suele oponerse a todo lo que lleve a algo quieto, a lo estático, a lo que tiene un centro fijo tanto espacial como de atención visual. El interés en su concepción de la obra está en lo que fluye, en aquello que revela el paso del tiempo, como la luz o la propia naturaleza y el paisaje, haciendo convivir a la envolvente arquitectónica con la envolvente natural.

En el ámbito de la poesía, el poeta, desde su sensibilidad percibe  las imágenes visuales o sensoriales del entorno que transita, a veces para describirlas procurando profundizar en sus percepciones, pero en muchas ocasiones traspasando ese mundo exterior y llegando a lo interno de la propia persona, conectándolo con su propio  mundo interior, al que no tenemos un fácil acceso. La luz y la claridad, se convierten así en una presencia física buscada por el hombre en su relación con el exterior, pero también en un deseo interno, adquiriendo ese valor simbólico para el propio caminar humano, -ese  deseo de luz-trasladado al mundo interior de la búsqueda particular de cada persona.


El río.

“Oh río,
Fundador de ciudades
Sonando en todo menos en tu lecho
Haz que tu ruido sea nuestro canto
Nuestro taller en vida”    (2)

Estos versos de Claudio Rodriguez, y esa  relación tan intensa de cada ciudad con su río, ese querer escuchar el ruido del río, hacerlo música, valgan como ejemplo de la importancia que tienen para la creación literaria los ríos y su relación con el hombre, con la ciudad, e incluso con la posibilidad creativa del hombre, con ese “nuestro canto”  
El río  y su fluencia, nos remiten también a algo nuestro, a lo vital, a lo que va fluyendo y al paso del tiempo, enlazando en este sentido con toda una fuerza metafórica utilizada por pensadores, poetas o escritores; en esa metáfora se inspira  Heráclito con su apreciación filosófica acerca del cambio al que estamos sometidos -nunca somos los mismos debido al constante proceso de renovación y destrucción que rige el universo- El río, y su formulación de Panta Rei, (todo fluye) adquieren un valor de referente constante en su filosofía, incluida su concepción del logos, de la razón estable no visible, como el cauce, o el  lecho de ese río al que se refiere el poeta en los versos. También el poeta Jorge Manrique nos dejó magistralmente escrita su visión de la vida como algo lineal similar a un río, o Jose Luis Sampedro que utilizó con soltura la capacidad metafórica del río y su relación con la vida humana, en obras como “El río que nos lleva”, sentido metafórico y real del río  que aparece en sus conversaciones y en su propia visión y sensaciones de la vida.  

El río y la línea, esa pasión por la línea y el trazo de Siza tienen un paralelismo. Del mismo modo que el mar lo tiene con el plano, con lo extenso. La línea tiene diversos significados, puede ser un elemento divisor, separador o frontera, porque genera un espacio a un lado y a otro de la misma. Pero también conlleva un significado que nos remite a un  hilo conductor, de algo que conecta un origen con un destino. En este segundo sentido se enlaza  con la arquitectura de Siza. Trazo, nacido del pensamiento, que recorre el espacio, y que al recorrerlo, lo crea, y que al trasladarlo a la obra construida no quiere perder esa concepción de fluencia, de recorrido en el espacio.

El río, tiene un referente constante  que es el origen, el manantial, lugar donde nace el río o donde brota, donde se inicia el recorrido. Ese brotar, surgir, tiene su paralelismo con el proceso creativo, como algo que brota en si en la persona. El poema, así concebido no es un trabajo de la voluntad, sino algo que brota del interior de su creador, frente a una creación  realizada desde la mera voluntad, o desde las posibilidades técnicas de hacerla. Eso no quita que luego el trabajo sea arduo, lleno de ensayos, de matices, de correcciones, etc. Pero se trata de un proceso que ha nacido de lo singular de la persona, de la propia capacidad creativa del  artista. Desde ahí percibo la arquitectura de Siza, desde esa singularidad personal, desde sus propios recursos, más que desde el ejercicio meramente  técnico o racional. No se repiten las soluciones, porque cada una ha nacido de un proceso original, aunque su obra pueda quedar unificada por ese cauce lógico que engloba materiales, preferencias, referentes culturales etc.

Paisaje

Seguramente el paisaje, la percepción sensible del  lugar, sea el territorio común de todos los creadores que se han interesado en él, sean  arquitectos, escultores, poetas, pintores o músicos. La percepción del paisaje, su interiorización, la captación y la recreación de su esencia, ya sea en palabras, sonidos, formas plásticas o bien la intervención en él a través de la construcción de una obra de arquitectura, agrupa a aquellos que comparten aunque sea en disciplinas diferentes una especial sensibilidad hacia él. 
El arquitecto-artista con predisposición hacia este tema y que tiene la posibilidad de realizar una obra cerca de la naturaleza, se da cuenta de que está interviniendo en un entorno, y que todos los entornos y paisajes, tienen un contenido de interés, su parte de belleza;al intervenir en un entorno que percibe como valioso, procura captar esa  belleza , hacerla convivir con la edificación nueva que se proyecta y se construye.

Creo que casi todas las arquitecturas de autor que me resultan interesantes han tratado este tema cuando han tenido la oportunidad de hacerlo. Mies Van der Rohe, Richard Neutra, Alvaro Siza, Juan Navarro Baldeweg,  Tadao Ando etc, arquitectos de sobrada valía que  han trabajado  la relación entre la obra proyectada por ellos y  la naturaleza o paisaje donde se ubica. Cada uno desde su punto de vista particular, desde sus características personales de concebir el hecho constructivo.  
En el caso de Siza, es evidente su interés por introducir no sólo la luz y el tiempo sino también el paisaje en el interior del edificio, a través de diversos encuadres del mismo, que en general tratan de introducirlo de un modo fragmentado, procurando evitar una vista única o demasiado estática  que suele ser rechazada por él debido al cansancio que le provoca.  Desde el interior de su edificio, se generan diversas referencias exteriores, que actúan  como referencias en el recorrido del mismo, generando sutiles cambios a cada paso, en cada sala, resolviéndose todo con un lenguaje unificado pero con contenidos espaciales diferentes. La   propia arquitectura los crea, -patios, recintos semiabiertos, direcciones visuales, relaciones entre el interior y el exterior-  generando variedad, recorrido, diversidad de posibilidades, como quien huye de lo repetido, y de lo que provoca cansancio.  

Y este es el punto común de la sensibilidad que puede unir el trabajo de unos y otros campos artísticos, la lectura emocional del entorno, la capacidad de introspección de cuál es el sentimiento que provocan los ámbitos, las envolventes espaciales, sean estas arquitectónicas, de paisaje, o conjuntas. Ese saber leer, interpretar personalmente el entorno antes de recrearlo, es una característica  personal de Siza. Es su alma de poeta, poeta de paredes, huecos y muros recorridos por la luz y por el hombre, que lo unen con todos esos otros poetas   y  maestros de la transmisión  del sentimiento que son capaces de provocarnos lugares, paisajes o espacios

Fotografía: Centro Gallego de Arte Contemporáneo. Santiago de Compostela proyectado por Alvaro Siza
(1) fragmento del poema "1" del libro:Don de la ebriedad. (Claudio Rodriguez)
(2) fragmento del poema "al ruido del Duero" del libro:Conjuros.(Claudio Rodriguez)

3 comentarios:

  1. Muy buena entrada Enrique, enhorabuena.
    Soy estudiante de arquitectura y llegue a este apartado debido a la búsqueda que estoy realizando para relacionar la poesía con la obra de Siza, por lo que me has ayudado mucho.

    pero en concreto tengo que relacionarla con su obra "museo mimesis".
    ¿te viene a la cabeza algún poema que pueda representar esta obra?

    muchas gracias

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  2. Muy buena entrada Enrique, enhorabuena.
    Soy estudiante de arquitectura y llegue a este apartado debido a la búsqueda que estoy realizando para relacionar la poesía con la obra de Siza, por lo que me has ayudado mucho.

    pero en concreto tengo que relacionarla con su obra "museo mimesis".
    ¿te viene a la cabeza algún poema que pueda representar esta obra?

    muchas gracias

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    Respuestas
    1. Gracias Arturo.
      En cuanto al Museo Mimesis no he tenido la oportunidad de poder visitarlo...Las artes están todas relacionadas con lo que es posible que algún escritor se haya planteado los problemas espaciales que plantea Siza, aunque preefiero no recomendarte ninguna obra en concreto.A priori, sin conocer demasiado el proyecto yo veo que ahí esta presente la continuidad de la línea, del plano, del espacio...es decir la fluidez del objeto arquitectónico.Los pliegues imposibles que provoca Siza son un juego que lo saca a veces de la realidad más convencional y juega con ello de un modo muy libre, igual que un niño juego con un objeto, o el vuelo de una cometa,etc, que le otorgan una frescura a una arquitectura que está hecha a partes iguales con mucha libertad y con mucho conocimiento.

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